Eres director ejecutivo de un gran banco de inversión en Wall Street en octubre de 2008, en el punto más crítico de la crisis financiera. Tienes acceso a datos en tiempo real que muestran precios cayendo rápidamente, altísima volatilidad y un indicador de volatilidad futura (VVIX) cercano al 300 %, lo que sugiere que los mercados esperan movimientos caóticos. Sin embargo, no sabes si la Reserva Federal intervendrá, si habrá rescates gubernamentales ni cómo reaccionarán otros bancos y fondos. Debes decidir qué hacer con los activos y la estrategia del banco en medio de esta incertidumbre extrema. El banco es una gran entidad de inversión con alta exposición a activos estructurados como CDOs sintéticos, fuertemente apalancada y vulnerable a pérdidas rápidas. Conserva algo de liquidez, pero su portafolio se deteriora con velocidad. Enfrenta un riesgo sistémico significativo y fuertes presiones del mercado, sin certezas sobre una posible intervención estatal ni sobre la reacción de otros actores financieros. Un CDO sintético es un instrumento financiero estructurado que no contiene activos reales como hipotecas o préstamos, sino que está compuesto por una serie de credit default swaps (CDS): contratos derivados que funcionan como seguros contra el impago de deudas subyacentes. Al adquirir un CDO sintético, el inversor asume el rol de vendedor de protección crediticia, recibiendo pagos periódicos (primas) a cambio de comprometerse a cubrir pérdidas en caso de default. Estos contratos se agrupan en tramos con distintos niveles de riesgo, replicando artificialmente la exposición al mercado de crédito sin necesidad de poseer los activos originales. Esta estructura permite obtener ingresos estables mientras los deudores cumplan sus obligaciones. Un straddle de volatilidad, por su parte, es una estrategia que combina dos opciones: compras un call (derecho a comprar un activo a un precio fijo) y un put (derecho a venderlo a ese mismo precio), ambas con la misma fecha de vencimiento. No importa si el mercado sube o baja: lo que buscas es que el movimiento sea tan brusco que los beneficios de una opción superen el costo total de la operación.
Opción A - "Borro Cassete": Consiste en que liquides toda la exposición de tu firma a CDOs sintéticos de forma inmediata, incluso si los precios actuales están en niveles de crisis. Esta decisión convierte exposición teórica en liquidez tangible y elimina el riesgo de colapso futuro en el balance. Sin embargo, al hacerlo en un mercado hipersensible y sin profundidad, desencadenarías una venta masiva sistémica que podría colapsar los precios de activos similares, generar pánico entre contrapartes y gatillar cláusulas de rescate, exigencias regulatorias y retiradas de capital. Además, asumirías pérdidas contables históricas, lo que dañaría tu posición como MD y podría hacer que el banco enfrente una crisis de reputación, credibilidad y acceso a financiamiento.
Opción B - "Felices los 4": Decides vender las posiciones de forma progresiva en lugar de liquidar de golpe. Al mismo tiempo, implementas una cobertura sofisticada: straddles sobre el VIX y el VVIX, apostando a la explosión de la volatilidad como amortiguador financiero. Esto te permite mitigar pérdidas si el caos aumenta, y conservar exposición en caso de recuperación del crédito estructurado. Esta estrategia evita señales de pánico al mercado, preserva más valor nominal y mantiene cierta flexibilidad estratégica. No obstante, es operativamente riesgosa: en condiciones de alta inestabilidad, los costos de ejecución (slippage) pueden deteriorar la rentabilidad, y si tus modelos cuantitativos no capturan correctamente los efectos cruzados de volatilidad, la cobertura puede amplificar las pérdidas en lugar de contenerlas. Si el mercado no rebota, puedes terminar vendiendo más tarde, en peores condiciones y con un deterioro acumulado más profundo.